Con dos botellas de champán, Ashley vuelve a casa lista para dar la bienvenida al nuevo año con Miles, su novio leal hasta la muerte desde hace 12 años y padre de su hijo Sean. Pero cuando da la vuelta a la esquina y se encuentra a la policía llevándose a Miles de su piso y metiéndolo en un coche patrulla, toda su vida da un vuelco.